domingo, 6 de abril de 2014

Días 16 y 17 - Amigos que te dejaron en la estacada

La vida a veces es dura. Quizás por mi parte pueda sonar pretencioso o incluso fuera de lugar discutir tal aforismo, ya que siempre hay alguien en una peor situación, pero desgranar los pétalos que conforman la flor que representa mis sentimientos me lleva a acercarla y a dejar captar su aroma, aunque sea en forma de este escrito.

A veces uno llega a preguntarse hasta qué punto puede confiar en una persona que le es querida. La lealtad es un valor fundamental que se reafirma de vez en cuando, o como en el día de hoy se demuestra cuán pérfida, ruin y miserable puede ser esa persona. El abandono al que fui sometido, a sabiendas, no es sino un reflejo de que las apariencias engañan y los verdaderos amigos se pueden contar con los dedos de una mano. No hablo desde el rencor, hablo desde la realidad. Solo deseo y espero que M. del M. no sufra un pequeño accidente en el calor de su hogar, pues me entristecería en demasía.

Por otro lado más afable, hemos conocido la destreza singular de una banda de "folk" compuesta por gaita, violín, tambor y un danzarín amanerado, amén de una espontánea negra que movía muy bien tanto su pompis como su delantera, lo que entretuvo amablemente al personal. Los policías deambulaban por la calle embutidos en unos trajes como cuatro tallas por encima de lo normal, cosa de las mil y una protecciones que deben de llevar. Uno parecía un Backstreet Boy gracias al pinganillo que llevaba. Por cierto, coger WiFi en Hannover es más jodido que entrarle a una muchacha con nuestro extenso vocabulario. Quizás por ello mismo, hoy me he gastado 10 napos en un diccionario que me ha servido para entablar conversación con una señora loca inglesa. Y Jose Luis se ha peleado con el dependiente del Lidl en si quería o no el ticket. Al final han llegado a un acuerdo razonable.

Mientras oigo el ligero runrún del cuchillo formando piezas de una manzana, no puedo evitar preguntarme si esa manzana estará finalmente podrida por dentro, y todo lo que he visto hasta ahora era pura fachada. Necesitarás muchas más manzanas para comprarme M. del M. Y la próxima vez no vengas tan bebida ni oliendo a hombre, por favor.

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