martes, 8 de abril de 2014

Día 18 - Pasos en el barro


Se acerca el Invierno...

No dejes que el árbol te impida ver el bosque, decían. No debían conocer la ciudad de Hannover, porque cada pocos metros que te alejas en una dirección terminas encontrando un paraje natural por el que perderte. Tienes zonas perfectas para marcharte a correr dejándolo todo atrás, para ensimismarte en tus cosas y dejar que la naturaleza fluya contigo, coger la bici y simplemente dar una vuelta, sacar a los niños a que jueguen un rato o a tus otros animales como los perros para que se hagan sus cosas. Los protagonistas indiscutibles son los cuervos, grandes y majestuosos, surgen de entre los arbustos y pasean por al lado tuya, ignorando que tu no eres autóctono del lugar, mientras rebuscan entre la hojarasca algo que llevarse a la boca. Gordos están.

Una nueva página se escribe en el día de hoy sobre nuestra estancia. No creo que fuese nunca un best-seller, pero al menos entretiene y divierte. Aprendemos cada día algo nuevo, aunque no sea necesariamente algo eminentemente práctico, el que me conozca ya sabe que el pragmatismo nunca fue mi fuerte, pero el conjunto de experiencias que nos llevaremos de aquí serán recuerdos imborrables salvo por terrible accidente o enfermedad. Qué tesitura más negra pintamos, leñe.

El arcoiris de ilusión con el que venimos sigue brillando, aunque se oyen ciertas inquietudes oscuras. Uno deja de creer en los cuentos de hadas cuando va alcanzando una cierta edad, casi al mismo tiempo que se le iluminan los ojos cuando contempla la inocencia de los niños. Es casi producto de la propia maduración como persona, aunque siempre haya quien vaya más a su aire. Por ello ciertas noticias no terminan de sorprender del todo. Hablando en cristiano, mucha de la gente que ha venido con promesas de que luego tendrían cursos posteriores de un par de años adaptando los que ya tenían en la madre patria, se ven ahora abandonados por el gobierno alemán, que elimina la supuesta ayuda que alguna vez iba a haber. Excusas miles, como siempre. ¿Será posible que haya cosas que sean universales y no seamos tan malos como pensamos?

Me alejo del teclado por hoy. Si alguno piensa que parezco triste, nada más lejos de la realidad. Pero los lunes son jodidos y hoy estoy cansado.

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